Adrián Alberto Clerc Rossa, nació y vive en Totoras provincia de Santa Fe , es contador público nacional, recibido en la Universidad Nacional de Rosario. Es un lector insaciable desde los ocho años y escritor reprimido (con algunos permitidos) hasta su incursión en el taller literario con Facundo Gerez. Algunos de sus relatos han sido seleccionados y premiados en distintos certámenes literarios. Hoy nos habla sobre su libro de cuentos «El penúltimo matrimonio del doctor Rodolfo Guibaudo». Si te gustan las historias de personas simples con problemas reales, los finales inesperados y la tensión por momentos perturbadora te invitamos a conocer este maravilloso libro de cuentos.
SPN: ¿Recordás cómo fue tu primer acercamiento con la literatura en general?
AC: Una vieja biblioteca en la casa de mi abuela paterna, es lo primero que se me viene a la mente. Recuerdo algunos cuentos de “Las mil y una noches”, también libros de aventuras de Julio Verne, también Salgari… “Sandokán”, en fin, todo lo que encontraba allí trataba de leerlo, si no lo entendía, lo dejaba y seguía buscando. Para un niño, en un pueblo del interior, en los años 70, las siestas se hacían interminables.
SPN: ¿Y específicamente con la escritura?
AC: Escribo desde siempre e imagino historias desde antes de haber aprendido a escribir. En mi adolescencia intenté con letras de canciones, y con algo de poesía, (más como un hecho catártico, que para compartirlas con alguien) y luego en la universidad, en mi carrera de grado y de posgrado, usé mis recursos de “escritor reprimido” para colar algo de literatura en textos que se presumían académicos. Asistí también a algunos talleres de lectura en mi localidad y ya en 2019 me contacté con Facundo Gerez decidido a profundizar tanto mis conocimientos sobre gramática, como también para liberar mi vocación por contar historias.
SPN: ¿Cuál es el mayor disfrute que encontrás en escribir y cuál es la parte que consideras más difícil?
AC: El disfrute aparece al final de la primera página de cada relato, cuando la historia imaginada en mi cabeza comienza a tener vida propia. Es como si los personajes me fueran dictando los diálogos y el narrador cobrara vida para que la idea original se transforme en algo interesante para el Adrián lector. De hecho, el mayor disfrute aparece cuando puedo leer el texto terminado (un tiempo después como si lo hubiera escrito otra persona).
SPN: ¿Por qué tomaste la decisión de publicar un libro? ¿Cómo fue esa experiencia, la disfrutaste?
AC: Creo que fue un impulso, diría que fue un acto de justicia para las 16 historias que componen la antología. Cada uno de los cuentos tiene ahora su versión final, su libertad para mostrarse ante sus lectores, no importa si son pocos, algunos o muchos, pero que sean ellos quienes los juzguen. Los cuatro meses de trabajo con la editorial fueron para mí, que soy un autor novel, además de un placer, un aprendizaje tanto en lo relativo a la corrección ortográfica y de estilo, como también en lo que atañe al arte y la estética que deben acompañar al libro como “objeto” para que se presente en su mejor versión.
En cada uno de los cuentos hay personajes con características muy fuertes, y si bien las historias pueden parecer a simple vista cotidianas, tengo la sensación de que todas tienen un fondo perturbador o que en algún punto deja al lector inevitablemente reflexionando. ¿Esa estructura está pensada o es parte del aporte del lector?
El cuento es un género que permite concentrar en pocas páginas la cadencia elegante de la poesía, con la potencia necesaria tanto en el perfil de los personajes como en la temática que se pretende abordar. En cuanto a la estructura: lo cotidiano es parte del verosímil que busco darle a mis relatos, luego está la tensión en la trama y lo que perturba (coincido y agradezco esa palabra de tu lectura) es la inevitable y necesaria participación del lector con vivencias propias que hagan que alguno de los relatos lo interpelen en mayor o menor medida.
La idea es que al terminar de leer una historia resulte agradable, incómoda, inspiradora o brutalmente ajena.
SPN: ¿Cuáles son los escritores que te marcaron?
AC: Vengo de lo tradicional como lector de cuentos: Borges, Cortázar, más acá Fontanarrosa, Sacheri, Murakami, pero si tengo que hablar de influencias, inspiración y estilo destaco a Raymond Carver, Pedro Mairal y Samanta Schweblin como mis preferidos
SPN: ¿Estás trabajando en algo nuevo? ¿Algún proyecto a futuro?
AC: Sigo escribiendo y participando en talleres de lectura y escritura.
Hay otro libro de cuentos, con una temática un poco más humorística, aunque siempre irónica, esperando su momento y una novelita inconclusa que algún día retomaré; de hecho, como se desarrolla una parte en la Argentina actual y otra en un futuro distópico, creo que en breve tendré material para inspirarme con bases en la realidad.
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