Aunque Argentina tiene una fecha especial para celebrar el Día del Libro, a nivel mundial se celebra todos los 23 de abril, en conmemoración a la muerte de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, los tres en el año 1616. Ellos se transformaron en los pilares de la literatura universal. De hecho, es una tradición anual comenzar la Feria del Libro de Buenos Aires durante esa misma semana del año, donde escritores, editores, lectores y referentes de la industria editorial se reúnen para compartir lo que más les apasiona: los libros.
El antecedente en Argentina
Cuenta que el 15 de junio de 1908 se entregaron los premios de un concurso literario, organizado por el entonces Consejo Nacional de Mujeres. Desde entonces, la biblioteca del organismo tomó la iniciativa para que se celebrara “un día especial del año a la recordación del libro como registro imperecedero del pensamiento y de la vida de los individuos y las sociedades, y como vínculo indestructible de las generaciones humanas de todas las razas, lenguas, creencias, etcétera”.
Campaña de participación ciudadana: #MiLibroEnCuarentena
Es una campaña que lanzó el ministerio de Cultura de la Nación: Te invitamos a compartir un libro que estés leyendo o que recomiendes para atravesar este tiempo tan extraño que vivimos. Para eso, te proponemos que publiques en tus redes sociales una imagen del libro o un video muy breve contándonos el porqué de tu recomendación, con el hashtag #MiLibroEnCuarentena para que podamos compartir esas publicaciones en las redes sociales del Ministerio de Cultura de la Nación.
Siempre es bueno fomentar la lectura, que nos da amplitud de vocabulario, y de la imaginación, sobre todo.
Que persona, que no haya leído a García Márquez en´,por ejemplo, El amor en los tiempos del cólera, no creyó que Macondo llegó a ser un pueblo real? Quién no sintió alguna vez leyendo el libro, el tufo de las calles de Macondo y el viento cálido en la cara?
El Quijote de la Mancha, creía lo que veía, y estaba tan convencido que hizo que todos lo creyéramos real, cuando en realidad, era producto de su imaginación. Una realidad que él mismo creó porque tal vez la verdadera, le resultaba insoportable. Así fue que la hizo suya y nosotros, al leerlo, la hicimos nuestra.
Galeano, por otra parte, nos habló de las Venas abiertas de América Latina, nuestra América. Nos contó sobre nuestros orígenes y nos hizo amar nuestra tierra en sus libros.
Un día Galeano nos dijo: » La utopía está en el horizonte, camino dos pasos, y ella se aleja dos pasos…y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, para qué sirve la utopía? Para éso, sirve para caminar.
Sigamos caminando aunque los sueños ahora nos parezcan lejanos. Sigamos sin desistir. Algún día, si lo intentamos, seguramente lleguemos al horizonte.