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“La justicia preventiva” o la nueva idea del Macrismo Judicial de condenar antes que suceda algo.

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Philip K. Dick, en su novela corta de 1956, The Minority Report, cuenta la historia de una sociedad futura donde, tres mutantes, pueden ver los crímenes antes de que estos sucedan y, conectados a una máquina que traduce estas visiones, le permiten a la División Precrimen detener a los “futuros” ofensores a la ley. 

Más allá de toda diligencia que pudiera resultar útil y pertinente, esta Fiscalía estima que, con el cuadro actual se encuentra suficientemente conformado el estado de sospecha previsto en el artículo 294 del C.P.P.N. respecto de la funcionaria Miriam Liliana LEWIN, sin perjuicio, reitero, de otras eventuales responsabilidades que la instrucción pudiera arrojar

Como la vida imita al arte (y no al revés), el fiscal Carlos Stornelli, acaba de inaugurar la Justicia Pre Crimen. ¿Cómo? Aceptando la denuncia presentada por los Diputados conservadores Waldo Wolff (PRO) y Fernando Iglesias (CC) por “abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público con la aparente finalidad de impedir o estorbar la libre circulación de publicaciones o manifestaciones amparadas por la libertad de prensa y/o la libertad de expresión y/o de alentar o incitar la persecución contra una persona o grupo de personas a causa de sus ideas políticas” contra la titular de la Defensoría del Público, Miriam Lewin, disponiendo solicitar a la jueza María Eugenia Capuchetti, el requerimiento de indagatoria a la funcionaria por el Proyecto conocido como Nodio, que es el Observatorio de la desinformación y la violencia simbólica en medios y plataformas. Junto con la descabellada medida, solicitó se detenga cualquier actividad relacionada con el observatorio. Y para sustentar esto justifica: “el tema aquí es que el aparato estatal se estaría arrogando, vía este famoso Observatorio, ¡a potestad de definir o calificar qué noticia o expresión pública tendría o no tal alcance malicioso; y más cuestionable aún, se arrogaría la todo poderosa potestad de desarticularlas (conforme el propio comunicado oficial) o, en otras palabras, aplicarles censura”.

Las ansiedades que reflejaba el autor de ciencia ficción en la situación de pos guerra y comienzo de la guerra fría, sobre el autoritarismo y la autonomía individual que plantea el personaje del libro, parecen las mismas que atacan al fiscal, el cuestionamiento del libre albedrío (esto terminará en una conducta delictual) o la censura previa (esto va a ser malo) de acuerdo a lo expresado en el pedido de indagatoria de Lewin: “¿Será que algún o algunos trasnochados, nostálgicos del medioevo, quieren avanzar sobre la libertad ambulatoria primero, la de expresión después, y finalmente la de pensamiento?”

Más allá del uso “machista” de la palabra juez en vez de jueza, sigamos la línea de pensamiento (o delirio persecutorio según el profesional consultemos): “Señora Juez, una seria inquietud sobrevuela la Argentina, quizás una de las más peligrosas, aquella que se refiere a la amenaza a las libertades individuales. ¿Será que existen grupos cuyo perverso plan sea ese?”. Realmente hay mucho para discutir en terapia, pero no se queda allí y lo hace personal (como si falta hiciera): “Yo mismo he sido objeto de la mentira calumniosa, obscena, violenta y descarada. Jamás cuestionaría la libertad para hacerlo. Elijo siempre la libertad. ¿Ha mutado el virus del fascismo y en realidad no ha muerto?”. Y como todo delantero que se cree habilidoso, siempre hace una de más y queda en verdadero ridículo: “¿Volveremos a los comisarios políticos y a los delatores jefes de manzana? ¿Se castigará a la prensa, especialmente libre, otorgándosele, a la esclava, patente de corso? ¿No ha muerto la Mazorca? Pareciera que, en una persistente regresión, estamos obligados a discutir una y otra vez cuestiones obvias y derechos fundamentales, ideas que inspiraron a los grandes pensadores y padres de esta patria y tantas otras naciones libres. ¿Será porque hay nostalgia del despotismo?; ¿Será porque la libertad es peligrosa?”. Un humorista radial diría que esto es parte del Síndrome Tony Montana: Han empezado a consumir la que tenían que vender. O peor, la desconexión con la realidad es tal, que han cortado lazos con la misma y decidieron vivir en ese mundo que, por imaginario, no deja de serles tortuoso: “¿Cuántas veces habrá de chocar con la misma pared, permitir que se reedite la vergüenza en un círculo interminable que nos coloque siempre en el cuadro de honor del atraso? ¿Se dictará una cuarentena mental? Discutir la libertad en cualquiera de sus legítimas formas, es un crimen. La censura previa es un crimen. La persecución ideológica es un crimen. El combate a la verdad y la libertad, otro». Este mismo humorista habla de la imaginaria “Fundación Casero para las mentes devastadas por el Kirchnerismo” y su necesidad de ampliar pabellones. Seriamente empiezo a creer que no solo la Fundación, más pabellones y chalecos de fuerza van siendo necesarios para contener estos brotes. Realmente están padeciendo el gobierno, democráticamente, elegido en octubre de 2019.

La nota arrancaba con el pedido de Stornelli y su “Suficientemente conformado el estado de sospecha” de algo que aún no ocurrió y solo funciona en la afiebrada mente de personas como Wolff, Iglesias o el Imputado por espionaje Stornelli. Así arranca el pedido.  La clara intención del Fiscal, como ariete de la restauración conservadora, es frenar el Observatorio que tiene como meta desarticular las Fake News (Noticias Falsas). Dichas noticias promueven una polarización en la sociedad y derivan en violencias como (las que hemos sido testigos) en las pasadas Marchas del Odio, promovidas por los sectores más radicalizados de Cambiemos y los grupos de comunicación hegemónicos.

Quedará en la decisión de la Jueza Federal, María Eugenia Capuchetti, decidir si hace lugar o no a esta nueva intentona judicial de perseguir a funcionarios por delitos inexistentes con el solo fin de amedrentarlos. Queda también en la decisión del Poder Ejecutivo elevar el nombramiento del nuevo Procurador y decidir el cese de actividades del Interino Casal, que sostiene a un fiscal que, estando acorralado por su participación en una banda de espionaje ilegal, intenta sostenerse de cualquier manera.

Es necesario expresar desde SPN, nuestra absoluta solidaridad con la Defensora del Público, Miriam Lewin y condenar -enfáticamente- el ataque realizado desde la fiscalía que dirige el imputado Carlos Stornelli.

Rodrigo Mas 

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